Un repaso por la evolución del mercado transdermal en la voz del Dr. Francisco Stefano, nuestro director. Desafíos de la ciencia y la pasión como protagonista.
El Dr. Francisco Stefano es una de las piezas fundamentales de Amarin y ha sido parte de los primeros desarrollos transdermales en Argentina y Latinoamérica. En una entrevista exclusiva nos habla sobre los inicios del desarrollo transdermal en la región, la fundación de Amarin y comparte su visión sobre el presente y el futuro de esta forma farmacéutica.
Un testimonio invaluable donde además de compartir su vasta experiencia en el sector transdermal, nos abre las puertas de su enriquecedora historia personal.
¡Que la disfrute!
Le presentamos al Dr. Francisco Stefano. Se graduó como Médico en la Universidad de Buenos Aires, becario del Prof Bernardo Houssay en el Instituto de Biología Experimental completó su entrenamiento en Farmacología en el National Institutes of Health (NIH), en Bethesda, Maryland (Estados Unidos) bajo la dirección de Bernard Brodie.
Al regresar al país se incorporó al naciente Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA), fundado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con el objeto de modernizar e impulsar el desarrollo de las ciencias farmacológicas en la Argentina. Dirigió este Instituto desde 1975 a 1986.
El ININFA cumplió una importante labor en el aggiornamiento de la farmacología en el país. Entre los logros científicos alcanzados puede señalarse el hallazgo de los receptores presinápticos. Dicha investigación fue calificada por el British Pharmacological Journal, una de las más reconocidas publicaciones de farmacología “como uno de los cincuenta trabajos más importantes que ellos hayan publicado”..
En 1986 dejó la investigación básica para trabajar en la industria incorporándose a un laboratorio nacional donde montó un sector de I+D dedicado inicialmente a estudios farmacocinéticos y que fué derivando hacia el desarrollo de formulaciones que facilitaran la absorción con baja biodisponibilidad por vía oral. Estos estudios dieron base al desarrollo de los productos transdermales.
En la actualidad es el Director de Amarin. Además es profesor emérito en el Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y enseña en diversas universidades privadas. En su carrera publicó más de 100 trabajos científicos en revistas internacionales y cuenta con varias patentes en el área transdermal.
Una carrera tan prolífica no fue casualidad. Fue fruto de trabajo incansable y una serie de aprendizajes de vida como por ejemplo:
“Uno tiene que hacer el trabajo científico y olvidarse del orgullo.
Que la verdad no siempre es la que uno cree,
sino la que uno encuentra y el resultado de todo
experimento es la única verdad que existe”.
Dr. Francisco Stefano
Como le contamos en la introducción, a partir de mediados de los ochenta él se ha dedicado al sector transdermal. Cuando le consultamos sobre cómo fueron sus inicios en la investigación en esta área nos comenta: “En 1986, yo trabajaba en la Facultad de Farmacia y en el CONICET y decidí cambiar de actividad. Pasé de la docencia y la investigación básica a lo que sería trabajar en la industria farmacéutica”. De este modo, se sumó como Director del Departamento de Investigación y Desarrollo de Laboratorios Beta S.A. Donde comenzó trabajando en proyectos relacionados con la optimización de la absorción de medicamentos administrados por vía oral.
Recuerda que, a finales del año 86, la dirección de Laboratorios Beta lo invitó a trabajar en un novedoso sistema: ”Mientras estaba haciendo esos estudios, apareció una técnica muy innovadora: la administración de medicamentos con efectos sistémicos a través de la piel. Lo que llamamos sistemas transdermales”.
Hasta ese momento solo había dos o tres transdermales destinados al mareo y la menopausia, los cuales habían sido desarrollados por un químico uruguayo en California. El Dr. Stefano relata cómo fueron los primeros experimentos transdermales de los que participó: “Armé un grupo pequeño de colaboradores, de los cuales, dos provenían del laboratorio de investigaciones donde yo había estado desarrollando mis actividades. Así comenzamos a trabajar, de forma muy precaria y aprender lo que es un sistema transdermal, algo completamente nuevo”.
Todo ese esfuerzo y las constantes ganas de generar nuevos productos orientados a mejorar la vida de las personas no tardaron en dar sus frutos: “Tuvimos la suerte o la oportunidad y logramos desarrollar el primer transdermal que duraba 7 días después de su aplicación. El cual era para el tratamiento de la menopausia”.
El producto se lanzó en Argentina y los laboratorios American Home compraron la licencia para toda Latinoamérica. Había comenzado el proceso de expansión y el Dr. Stefano rememora cómo era la producción: “Trabajábamos en una pequeña fábrica en Lanús, donde se manufacturaba el producto y comenzó a exportarse a toda Latinoamérica”.
El excelente desempeño del equipo comenzó a llamar la atención. Así fue como poco después de un Congreso en Niza (Francia), Stefano fue entrevistado por el dueño de un laboratorio extranjero al que le interesaban los trabajos que estaba desarrollando Beta S.A. En referencia a esta etapa, Stefano relata: ”Entonces, comenzó las negociaciones con Beta y compró el know how para la fabricación del transdermal. Realizó un alquiler permanente, creo que por diez años, del piso donde trabajaba la gente que hacía transdermales, entre los que me encontraba yo. Ahí pasamos a trabajar para una empresa inglesa que se llamaba Ethical”.
En 2001, con el desplome de la economía argentina la empresa inglesa decide dejar el país. Entonces, el Doctor junto a dos empleados más de la sucursal argentina, Sergio Lucero y Roberto Gabach, compraron las acciones de la empresa y así comenzó Amarin Argentina.
Ya han pasado 20 años desde que Amarin vio la luz. Al consultarle a Stefano sobre cómo fue la evolución de la compañía en estas décadas indica: “Amarin todavía conserva el núcleo inicial, ya que tres de los gerentes actuales entraron como empleados rasos en Beta en el siglo pasado podemos decir. Fue aprendizaje y la industria farmacéutica ha cambiado mucho en estos años”.
Y cuando habla de aprendizaje el Doctor refiere a diversos aspectos: “Lo que hicieron los actuales gerentes es estudiar, ponerse siempre al tanto y aprender hacia dónde iba la industria. Las regulaciones nuevas. El mayor cuidado que existe hoy con respecto a hace veinte años en cuanto a sustancias que pueden entrar en el proceso por accidente. Cómo es un trabajo con calidad garantizada”.
Es importante destacar que el personal técnico superior no hizo cursos especiales sino que se formó a través de la experiencia dentro y fuera del laboratorio. En este aspecto destaca: “Cada vez que teníamos una entrevista o cuando íbamos al exterior a un Congreso o a discutir un producto escuchábamos mucho las opiniones de los socios y del personal técnico-científico de los laboratorios. Éramos esponjas”.
Hasta el año 2015 el 70 por ciento del trabajo
de la empresa se enfocó en desarrollar y vender la idea,
la patente o la licencia de los productos que creaba.
Dr. Francisco Stefano
En la actualidad, no solo se desarrolla sino que cada vez se fabrican más de esos medicamentos. En este sentido el Doctor agrega: “Tenemos una unidad productora que puede ser admitida por las autoridades regulatorias extranjeras. Nunca hemos tenido un problema”.
Por eso cuando le consultamos sobre los valores principales de Amarin remarca: “Es una empresa que es confiable y que siempre hace todos los esfuerzos posibles para obtener un resultado”.
Al preguntarle sobre cómo ve a la tecnología transdermal en el presente, Stefano destaca que la misma se encuentra en una etapa madura y que está lista para una segunda fase de crecimiento.
Pero, ¿cuáles son las nuevas tecnologías que considera generarán el salto hacia esta segunda fase?. Según su interpretación esto se podría dar gracias al desarrollo de las nanoestructuras. Al respecto amplía: “Hoy en día hay muchos medicamentos que tienen moléculas grandes que atraviesan con dificultad por su tamaño las barreras tipo peel que son la base de la administración transdermal.(...) Por eso si uno puede lograr que esas moléculas permeen la piel, es probable que se puedan generar los sistemas transdermales del siglo 21”.
También le preguntamos sobre dos tecnologías que cada vez van adquiriendo más difusión, aunque aún estén en plena etapa de desarrollo: las microagujas y la impresión 3D.
Respecto a las microagujas considera que “va a funcionar bien en algún caso específico y le van a encontrar la pareja, es decir, la droga para micro-atravesar la piel y hacer más fácil la entrada a la piel. Nuevamente, —aclara— no veo que vaya a haber 4, 5 o 6 productos de microagujas”.
On the other hand, he warns that although he has not delved into impresión 3D , but anyway he shares his opinion on the subject : “Yo no lo veo para un sistema en serie, por su baja producción, y tampoco lo veo para que alguien lo tenga en su casa para hacerse una microaguja cada tantos días”.
Este valioso testimonio nos brinda no solo un recorrido por la evolución del sistema transdermal, sino que nos ayuda a ver la importancia que tiene la humanización de la ciencia en los resultados. Valor que sin duda el Doctor ha sabido imprimir en el espíritu de Amarin que, como él dice, combina la confiabilidad y la inagotable persistencia para conseguir el resultado que buscan nuestros socios comerciales.
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