Desde hace unos años se comenzó a hablar de contaminantes emergentes, elementos de distintas procedencias cuya presencia en el medio ambiente no es novedad, pero si lo es el conocimiento que pueden provocar daño ambiental. Entre estos los que genera mayor inquietud son los medicamentos.

Las principales fuentes de contaminación están relacionadas con el consumo y la excreción de fármacos en orina y heces, y también con el descarte inadecuado de los medicamentos caducados o no consumidos.

Estos productos farmacéuticos son depositados en nuestro ambiente a través de aguas residuales, entre las que se incluyen las urbanas, hospitalarias, industriales y las de origen agrícola o ganadero. Además, los residuos de medicamentos se pueden depositar en el suelo mediante excreción directa (animales) o debido a la reutilización de residuos orgánicos. En Europa, la entrada de residuos farmacéuticos de consumo humano a través de las aguas residuales domésticas se estima en alrededor del 80%, mientras que el 20% proviene de los hospitales

Un estudio realizado por el Servicio Geológico de Estados Unidos encontró cantidades detectables de uno o más productos químicos en el 80% de una muestra de 139 arroyos susceptibles en 30 estados. Los productos farmacéuticos detectados con mayor frecuencia fueron los de venta libre.

También, en 2006, un estudio encontró concentraciones detectables de 28 compuestos farmacéuticos en plantas de tratamiento de aguas residuales, aguas superficiales y sedimentos.

Contaminación mediante del consumo humano

El camino más común por el que estos residuos farmacéuticos terminan en el medio ambiente es a través de la excreción humana. Una alta proporción de las sustancias farmacéuticas no son destruidas por nuestro organismo y son eliminados, intactas en la orina. Entre el 30 y el 90% de la dosis administrada por vía oral generalmente se excreta como sustancia activa en la orina.

Otra fuente de contaminación es el descarte inadecuado de medicamentos no utilizados o vencidos. Los medicamentos pueden ser incorrectamente depositados en la basura hogareña o alcanzar las aguas residuales a través de desagües de lavabos o inodoros.

En países europeos existe los sistemas de recogida para dichos residuos pero no son utilizados en su máxima extensión, mientras que en Estados Unidos sólo existen iniciativas voluntarias a nivel local.

El uso de medicamentos en animales

Tanto los productos farmacéuticos utilizados en medicina veterinaria, como los antibióticos que son administrados en la industria ganadera con el propósito de incrementar la producción y reducir costos de alimentos, agua, plantean un problema diferente, ya que se excretan directamente al suelo o en aguas superficiales abiertas.

Los residuos farmacéuticos solubles en lípidos de uso veterinario pueden unirse fuertemente a las partículas del suelo, con poca tendencia a filtrarse al agua subterránea o a las aguas superficiales locales. Los residuos más solubles en agua pueden eliminarse con la lluvia o la nieve derretida y llegar tanto al agua subterránea como a las corrientes de agua superficial.

¿Qué efectos trae a nuestro ecosistema?

Entre 2000 y 2003 se observó un inusual incremento en la tasa de mortalidad de ejemplares de una especie de buitres en Pakistán, disminuyendo drásticamente la población y situándolo en la lista de animales en peligro de extinción. Los buitres habrían sido expuestos al diclofenaco al alimentarse de cadáveres de ganado previamente tratado con este fármaco, ocasionándoles fallo renal agudo y muerte. Es el primer caso documentado de desastre ecológico debido a la farmacontaminación.

Hoy en día se conocen más ejemplos de fármacos con efectos tóxicos en diversas especies, por ejemplo, la alteración en la reproducción de peces expuestos a etinilestradiol.

Debido a las bajas concentraciones en las que se suelen hallar los contaminantes, puede parecer un riesgo insignificante si se analiza producto por producto, a excepción de problemas de sensibilización alérgica. Pero preocupa el riesgo de la exposición a largo plazo (a dosis bajas, pero a una mezcla de contaminantes activos).

Los grupos farmacológicos cuyos residuos generan mayor preocupación son los quimioterapéuticos por la posibilidad de que se desarrollen cepas resistentes, también los antineoplásicos por sus propiedades carcinogénicas, mutagénicas y teratógenas.

¿Cómo reducir esta forma de contaminación?

Estos hechos han llevado al desarrollo de la llamada ecofarmacovigilancia, definida por la Organización Mundial de la Salud como el conjunto de acciones destinadas a la detección, evaluación, entendimiento y prevención de los efectos dañinos en el ambiente de los compuestos farmacéuticos.

La ecofarmacovigilancia se encarga de monitorear los efectos adversos de los productos farmacéuticos en los seres humanos a través de la exposición ambiental. Los investigadores están desarrollando y comprendiendo continuamente los impactos de los productos farmacéuticos en el medio ambiente y su riesgo en humanos y animales.

La evaluación del riesgo ambiental es un requisito reglamentario en el lanzamiento de cualquier medicamento nuevo. Esta precaución se ha convertido en un paso necesario hacia la comprensión y prevención de los efectos adversos de los residuos farmacéuticos en el medio ambiente.

A nivel social, una forma de reducir o acabar con esta forma de contaminación es:

• Educando a los profesionales y pacientes sometidos a tratamientos farmacéuticos la importancia de la adecuada eliminación de los medicamentos vencidos o no utilizados.
• Exigir a las industrias farmacéuticas a implementar estrategias para la eliminación adecuada de medicamentos o estrategias de reciclaje.
• Exigir a los hospitales que implementen mejores prácticas de gestión para la eliminación de desechos farmacéuticos.